He dejado de repente de vivir mi vida, saliendo de mi cuerpo, como su fuera una brisa repentina que abandona una estancia por un resquicio de una ventana.
Alérgica al jugo que mi corazón ha decidido exprimir lento.
Me muerdo la lengua, partiendo mi voz, que convertida en silencio, te grita diciendo “adiós”.
Resignándome, sintiendo el peso del dolor que me atenaza los músculos, formando grietas que se abren sin control en mi interior.
Cambiando las palabras “para siempre” en un nada… que es lo que queda, “nada”.
Nada.
Por desgracia suele suceder muchas veces ese "nada"...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es muy poético Laira. La temática de abandonar el cuerpo y verte me parece familiar en vos. Me gustó, te mando un beso
ResponderEliminarCuando no queda nada, profundo texto
ResponderEliminarAbrazo
no hay nada aquí, un diminuto instante inmenso en el vivir, y nada más, como en la canción de silvio.
ResponderEliminarSalió de un cuerpo de mujer para verse por fuera para sentirse por dentro.
ResponderEliminarSobrevoló ligera sobre la cortina que ondulaba con el ventarrón y regresó más tarde, a ese cuerpo cargada de un todo, reintegrando el TODO que llenaba la nada, como si tal cosa.
Me gustó el ritmo. El lirismo. Un abrazo.
Se puede abandonar el cuerpo como bien dices, pero el alma es inseparable del corazon, y a el no le abandones Laira.
ResponderEliminarEscribes como los angeles!!
Te dejo un beso y se feliz!
Ahora toca volver a rellenar ese vacío. Siempre se puede. Un saludo!
ResponderEliminarAhora toca rellenar todo ese vacío de nuevo. Siempre quedan nuevas oportunidades, un beso!
ResponderEliminarHola Laira, me ha gustado esta entrada, pasa, cuando estamos vacíos y necesitamos volver a llenarnos de lo que nos hace vivir.
ResponderEliminarEspero que estés en un buen tiempo ahora.
sds
Guille Silva