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jueves, 15 de diciembre de 2011

Punto y final

Apenas había dormido, las ojeras se disimulaban con el maquillaje pero el cansancio no se esconde  debajo de su falsa sonrisa de resignación. Su vida se ha convertido en un bucle de soledad. Sola, repite su cabeza cuando el silencio y la oscuridad reinan en su habitación.
Es temprano, el camino al trabajo a esas horas le da dolor de cabeza, siempre se cruza con las mismas personas, la anciana del segundo que sube con su caniche, el perro le saluda con un bufido, la anciana ni eso. El joven que reparte los periódicos, la mujer que limpia la escalera  13, la universitaria cargada con un libro cuya portada exclama “¡derecho del trabajo!”, es una joven con signo de exclamación en su vida, quizás por eso en lugar de saludar con un gesto como hace ella le grita un “hola” de manera agresiva.
Esa mañana las cosas cambiarían sin saberlo, el ascensor llega a su piso con un estruendo sospechoso  provocado por el rechinar de su antiguo mecanismo, dentro hay  un hombre de espesa  barba que le sonríe con amabilidad.
-¿Una mala noche?- le pregunta, con tono armónico mientras le sostiene la puerta con gentileza.
-¿Tanto se nota?  Bueno sí, estoy horrible.- le contesta, arreglándose el pelo delante del espejo que domina el pequeño cubículo.
-¡No! si tú estás muy bien.
El espacio parece cerrarse, el aire se vuelve más dulce y sin saber cómo cierra los ojos y roza los labios del hombre que ahora le agarra por la cintura.



El ascensor queda parado un segundo, para luego caer brutalmente contra el suelo, las roídas cuerdas desgastadas por los años han cedido… pero caen sumidos en un beso. Un beso eterno.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Callada siempre

-Quiero tenerte siempre-le dice él con tono cariñoso.
Ella no cambia de posición, esta tumbada sobre el sofá de cuero, con la cabeza reposando sobre las piernas del muchacho que peina su cabello con dulzura.
-¿Me has oído? Sabes que no soy dado a  declaraciones pero hoy te noto espectacular.
Ella sigue inmóvil, su piel es amarillenta, casi enfermiza, parece cansada por las grandes ojeras que cubren sus ojos cerrados, su delgado cuerpo, cubierto con un ligero vestido de seda negra, deja entrever los prominentes huesos de sus caderas.
-¿Cuánto tiempo vas a estar sin hablarme? Fue un accidente, sabes que no quería hacerte daño, además el morado ya casi no se nota. Estas preciosa.
Parece molesto por la falta de atención de la joven y la tira fuera del sofá con un brusco empujón.
Ella cae, su cuerpo choca contra el frío suelo provocando un estruendo, parece que sus huesos se han roto en mil pedazos, pero de su garganta no sale ningún sonido.
-Lo siento, me ha vuelto a pasar -levanta con cuidado el cuerpo de la delgada muchacha y lo coloca encima de sus piernas…-nunca voy a dejarte marchar, así podemos ser felices-dice acariciando la fría mejilla  del cadáver que un día fue una alegre joven-callada estas más guapa.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Anfitriona

La fiesta es todo un éxito. Todos bailan al son de la música que una pequeña banda toca en el centro del jardín. Algunas parejas huyen del gentío y se refugian en sus besos.
Yo bailo en el centro de la improvisada pista ejerciendo de anfitriona, muevo mis brazos al ritmo de la batería y balanceo las caderas, juego con mi pelo…te miro y me acerco poco a poco.
Tú te contoneas torpe, sonríes divertido e incluso algo bobalicón mientras buscas con la mirada el escote de mi camisa.
La música se vuelve salvaje, suenan timbales que semejan un ritmo africano…me acerco a tu oreja y te susurro, te beso en el cuello mientras te agarro la mano con la que sostienes un  vaso de plástico.
-Yo si fuera tú no bebería de ese vaso- te digo volcando el líquido al césped.
-¿Por qué? – me respondes asustado.
La música cesa, ambos miramos a nuestro alrededor…todos están en el suelo, todos bebieron el veneno.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Egocentrismo

Hoy estoy egocéntrica. Me he mirado al espejo mientras me desvestía para ducharme y he disfrutado por primera vez de la cicatriz ficticia que empieza a sanar en mi pecho.
Ya no dueles, ya no quiero hablar de ti.
He preparado café y me he sentado a disfrutarlo en el alféizar de la ventana, observando cómo los viandantes semejan hormigas, desde aquí dan ganas de aplastaros, de escupir y ahogaros con mi saliva.
Suena el teléfono, eres tú, pero en lugar de cogerlo y que vuelvas a romperme en mil pedazos lanzo el móvil desde la ventana… y lloro sobre el café, endulzando su amargo sabor, para beberme trago a trago todo el daño que me hiciste, lo mejor de todo… me encanta mi sabor.

martes, 22 de noviembre de 2011

Día de lluvia

El profesor habla sin cesar de escupir sobre los papeles, sus gafas se resbalan poco a poco cayendo por su aguileña nariz, esta cruzado de brazos para no manchar el elegante traje de raya diplomática que lleva en días de lluvia (hoy tocaba).

Yo le observo imitando su posición, cruzada de brazos fijo mi mirada en su cabeza. Imagino un final de clase apoteósico, unos gimoteos de angustia, la tonalidad morada que adquiriría su piel mientras se asfixia con una bola de papel hecha con sus aburridos apuntes de palabras rebuscadas.
Sin darme cuenta río a carcajadas… y sin darme cuenta acumulo un suspenso más en mi expediente.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cada 6 años

El bar está lleno, la gente habla alegre, provocando un murmullo general en el que es difícil escuchar tu voz.
Bebo mi café mientras tú no paras de hablar, dices algo sobre “cenizas”, “volar” y sobre “es el fin”, pero yo estoy concentrada en tu pelo, en lo mucho que te lo has dejado crecer desde la última vez que nos vimos. En el familiar color de tus ojos, en esa manía de sostener la cucharilla del café como si de un cigarrillo se tratara…concentrada en ti.
6 años sin vernos y pareces dispuesto a resumir tu vida en un café. Tu mano tiembla y como si echaras de menos destrozarme te levantas sin apenas despedirte. Un leve gesto con la cabeza y atraviesas la puerta del bar como si de un espejismo se tratara.
Sola, sentada delante de las dos tazas vacías deseo que pasen rápido los próximos 6 años para volver a verte, quizás para entonces ya me haya curado y pueda hablarte.

martes, 15 de noviembre de 2011

Hechos reales

Aquel escritor era famoso por basar sus novelas en hechos reales. Pasaba una etapa de poca inspiración, visitaba los locales más alternativos de la ciudad, buscando unos ojos que le contarán alguna historia tenebrosa, algún rostro que reflejara una anécdota fría y lúgubre…pero allí sólo encontraba borracheras baratas y malas compañías que le arrastraban a una mullida cama en la calle 13.
Esa joven pagaba la habitación con el dinero que él le dejaba en un pequeño sobre en la mesita cuando se marchaba. Era una chica alegre, morena de piel y con una inteligencia oculta a través de palabras mal pronunciadas.
Aquella noche, él encontró algo sobre lo que escribir, él sería el protagonista y aquella chica su salvación…se levanta de la cama sin hacer apenas ruido, se pone los pantalones lentamente, observando como el pecho desnudo de la muchacha se mueve con cada respiración.
-Bien, ya tengo historia.
Utiliza la manga de su camisa blanca para amordazar a la joven que abre los ojos asustada.
-¿No has tenido bastante?-le dice pensando que tiene otra intención.
Le tapa la boca con sus hábiles manos de escritor y la estrangula poco a poco con la otra.
La muchacha deja de respirar…¿y ahora?...después de vomitar se sienta delante del cuerpo desnudo e inerte y empieza a escribir.
Las palabras salen raudas, quedando escritas en un blog rojo que siempre lleva en el maletín.
Del motel sale unas horas después, con una historia espectacular de amor y odio, de muerte.
Lleva escrita una saga de libros del mismo estilo...siempre basados en hechos reales.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Mentiras

Allí estaban, uno en frente del otro, llevaban hablando por internet desde hacía varias semanas. Hoy era el día del encuentro en la entrada de una cafetería del centro de la ciudad.
Así podremos huir si no nos gustamos, se habían dicho divertidos. ¿Cómo reconocerse?.
-Yo llevaré una corbata negra con lunares rojos- le había escrito él en un mensaje.
-Yo me pondré unas medias lilas-le contestó ella.
Ahora, una vez frente a él,comprueba que era distinto a cómo se había descrito, guapo, atlético, con alguna cana ,le había dicho, siendo en la realidad un hombre entrado en carnes, sin casi pelo y no rebosante de belleza.
Ella, bueno, también había mentido, soy una mujer seductora, joven, con el pelo rubio y largo, siendo  bastante mayor ,muy cortada y de pelo canoso.
-¿Hola?, ¡no puede ser!- dice él quitándose la corbata con rapidez.
-¡No lo entiendo! ¿Qué haces aquí?, ¿tú no estabas en una reunión de trabajo?.
-¿Y tú no estabas con tus amigas?.
El silencio se recrea entre ellos que se miran sorprendidos, sólo lo rompe la carcajada que sale a borbotones de sus gargantas.
Se cogen de la mano y se marchan calle abajo riendo. A fin  de cuentas son marido y mujer desde hace 30 años, cómo no perdonar unas mentiras “piadosas”.

martes, 1 de noviembre de 2011

En el armario

-¿Policía?, mi nombre es Susana, estoy en la calle Rosalía número 20 y necesito ayuda. Alguien ha entrado a mi casa, estoy sola, metida en el armario…
-No se preocupe, ¿Qué ha pasado?- le responde una voz masculina y  tranquila al otro lado.
-Ya se lo he dicho, han entrado en mi casa, no se que quieren ¿cuánto van a  tardar en venir?,¡estoy asustada!
-Ahora mismo le…piiiiiiiiiiiiii- el teléfono emite un pitido atronador.
-¿Hola? ¿Hola?- el llanto inunda su cuerpo, y las lágrimas recorren su cara cayendo sobre sus rodillas, pues esta sentada abrazando sus propias piernas dentro de un ropero sin luz.
No lleva mucho tiempo viviendo en aquella casa, de echo todavía habían diversos enseres empaquetados en cajas en el salón. Cajas que escucha caer al suelo.
La pregunta era, ¿sólo quieren robar?.
El ruido cesa, la muchacha cuenta hasta 10 conteniendo la respiración y concentrándose en escuchar.
Reina el silencio. Se levanta poco a poco y abre las puertas del armario con cuidado.
Camina de puntillas hacia la puerta de la habitación, y llenándose de aire los pulmones y coraje corre hacia el final del pasillo, buscando la puerta de salida, la puerta hacia su salvación, al llegar la abre eufórica, a pesar de que va en ropa interior y fuera hace un frío horrible sale corriendo calle abajo.
Un coche de policía llega interrumpiendo el silencio de la noche con su sirena, frena en seco al verla.
-¿Señorita? ¿usted es quien llamo?- pregunta uno de los policías saliendo del coche mientras se quita con rapidez la chaqueta y la coloca sobre los hombros de la pálida muchacha.
-Sí-dice temblando del frío-no se si esta dentro aún.
Sentada en el coche de policía espera que la pareja de agentes salga de su casa…cuando lo hacen ambos parecen contrariados.
-Señorita, en su casa no hay nadie, no hay señales de que su puerta haya sido forzada y todas las ventanas están cerradas. Parece que no falta nada….
El hombre continúa hablando pero ella ahora lo comprende todo….
Levantándose del coche le devuelve la chaqueta al policía y dando los gracias entra en su casa.
En una de las cajas del suelo esta su gata, la cual le mira con ojos inocentes.
-Qué imbécil soy.

lunes, 24 de octubre de 2011

Confusión 2

Aún con los ojos cerrados se levanta de la cama y da vueltas por la habitación.
-¡No puede ser!  fui a la dirección correcta, él estaba allí. Quizás esto sea un sueño- se dice guardando todo lo que había sobre la cama en la mochila.
El cuchillo aún tenía marcas de sangre y la cuerda estaba húmeda del sudor de las manos de aquel hombre que había llorado como un crío.
El pánico se apodera de ella, siente que su sangre se para en los pies y comienza a respirar con dificultad.
-Debo esconder esto.
Yendo al baño recoge la ropa manchada de sangre que esta desperdigada por el suelo y la mete en la misma mochila.
-¿Qué hago con esto? ¿lo quemo?- se dice-¡Sí! Voy a quemarlo, no va a quedar un solo rastro de mi asesinato.
En el centro del salón coloca todos los libros de la estantería, y encima del literario montón deja caer la mochila que contiene los rastros de su implicación. Con las cerillas de la cocina prende fuego en las hojas de los libros y se sienta expectante a observar su obra.
Cuando quiere darse cuenta el fuego ha inundado la habitación. Cerca de ella empieza a prender el sofá.
-Tengo que irme- afirma.
Corre hacia la puerta, pero en mitad del pasillo recuerda que la cerró con llave al entrar y que las malditas llaves estan en la mochila, la misma que ahora arde en el incendio que ella misma ha provocado.
 Es irónico, he vuelto ha meter la pata.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Confusión

Hace frío, es de noche y un ligero vaho sale de su boca con cada respiración. Le duele la cabeza de tal manera que cada paso hacia su casa le produce un martilleo continuo. La calle esta vacía excepto por un coche negro aparcado entre dos árboles, en él unos adolescentes se besan sin vergüenza.
-No pasa nada…este dolor se irá cuando reciba el dinero, me iré lejos, a un sitio con playa- se dice mirando al frente y evitando pasar por delante del coche.
A paso rápido consigue llegar a su casa sin que nadie observe la sangre que cubría su chaqueta marrón.
Una vez en casa cierra la puerta con llave y enciende todas las luces.
Se observa en el espejo del baño antes de meterse en la ducha.
-¡Qué color más feo tiene tu sangre!- le grita a su reflejo intentando limpiar  de su cuello la mancha con forma de L mojando su manga con saliva y restregando enérgicamente.
La ducha dura unos eternos minutos en los que ella canta indiferente.
El teléfono móvil suena justo en el momento en el que elige del armario un vestido negro con el que marcharse lejos, revuelve las cosas de su mochila buscado el aparato, el teléfono no deja de sonar y opta por tirar todas las cosas encima de la cama, un cuchillo, una mordaza, unas tijeras…y el móvil.
“Trabajo” se lee.
-Hola jefe…-no le da tiempo a continuar pues su interlocutor le corta.
-¿Dónde cojones estas?
-En mi casa. Ya lo he hecho,  el muy inútil se resistía…
-¿De qué hablas?…lo estoy viendo ahora mismo, esta subiendo a su coche…¿cómo has podido fallar? ¡era muy fácil! ¡era un encargo fácil!.¡Estas despedida!.
…  sin darle tiempo a contestar el hombre de voz grave cuelga.
La chica aún con el pelo mojado, se sienta en la esquina de la mullida cama y cierra los ojos intentando ordenar sus pensamientos.
¿Entonces a quién he matado?

lunes, 17 de octubre de 2011

Cita

Las velas iluminan tenuemente la estancia. La cena esta elegantemente colocada sobre un mantel impoluto.
Una música suave suena desde la minicadena. El locutor de la radio indica que son las 11 de la noche, y que la próxima canción de Elvis Presley va dedicada a todos los oyentes solitarios.
La muchacha va en ropa interior, fuma compulsivamente y maldice en voz alta el largo retraso de su cita.
De repente siente que el ritmo de la música inunda su interior. Sin apenas darse cuenta comienza a destrozar la mesa tirando los platos y derramando el vino sobre el mantel .Pisotea las velas que inundan el suelo, los libros salen disparados de los estantes para estrellarse contra la pared mientras un grito de furia sale de su garganta.
-Y este ha sido el último tema de mi sesión radiofónica,¡pasar un gran martes amigos!
Ella abre los ojos y se encuentra en el centro del destrozado salón. La furia ha dejado de inundar su interior,¿martes?, piensa.
Ahora entiende todo, la cita era mañana. Golpeándose la cabeza con las dos manos se sienta en el suelo y recoge un trozo de pollo seco del suelo que mordisquea con cuidado.
-Necesito una agenda-apunta mentalmente.

martes, 11 de octubre de 2011

Terapia

-Me gustaría saber volar, sentirme libre-afirma una chica de melena morena mientras fuma un cigarrillo descansando su cabeza sobre el respaldo de una silla mullida.
-Podemos probar, ¿te apetece?
-Claro, nos cogemos de la mano y saltamos por el balcón. ..me encantaría poder besarte.
El muchacho de ojos azules le observa divertido, ambos están sentados en el centro de un despacho, una psicóloga les observa desde un rincón oscuro mientras toma nota incasablemente en una libreta de tapas duras.
-¿Y porque no lo haces?, yo te prometo responder.
Ríen a carcajadas. La chica acaba su cigarrillo y lo apaga contra el suelo. Se acerca lentamente a los labios del joven que cierra los ojos imaginando el inminente beso,sus caras casi se rozan, sus manos se entrelazan, de repente un pitido ensordecedor inunda la estancia y luces que hasta ahora habían estado iluminando débilmente alcanzan tal esplendor que ambos se llevan las manos a los ojos para evitar quedarse ciegos.
-¡Basta!, el tiempo ha acabado. Mañana continuaremos con la sesión, vuelvan a sus celdas de aislamiento- dice la psicóloga de nariz aguileña y mirada fría- no me obliguen a llamar a seguridad.
Ellos obedecen y  se alejan con tristeza, sueltan sus manos sin dejar de mirarse a los ojos,  ahora se dan cuenta que aquella psicóloga no había sido buena idea para solucionar sus problemas de pareja, se anunciaba como una terapia dura pero con resultados y lo único que sentían era que se estaban volviendo locos.
Cuatro hombres vestidos de uniforme entran en la sala y sacan sus porras de los cinturones, les observan ansiosos por golpear su cuerpo. Ellos continúan mirándose a los ojos en el centro de la habitación.
-¿Volamos?- le dice el joven.
-Nunca lo había deseado tanto.
Se cogen esta vez por la cintura y saltan contra el balcón del quinto piso de una psicóloga enferma.


lunes, 10 de octubre de 2011

Próxima parada

La sangre brotaba del orificio de su nariz, intentaba taponarlo con un pañuelo que amablemente un señor le había ofrecido, este  vestía con traje negro, sostenía un maletín de cuero en su mano derecha y tenía los ojos ocultos tras unas gafas de sol a pesar de que se encontraban dentro de un vagón de metro.
La sangre recorría su barbilla y golpeaba contra el suelo, era un hilo denso de color rojizo.
-Parece que mi pañuelo no funciona-dice el hombre sosteniendo la cabeza de la muchacha con suavidad y alzándola lentamente hacia el techo del vagón.-Me dijeron de pequeño que si miras al techo la sangre deja de salir.
La joven obedece, las manos del ejecutivo son suaves, sus uñas perfectas y se siente tan cómoda a su lado que por un momento se imagina besando sus dedos cada noche.
“Próxima parada…” la megafonía le interrumpe en su fantasía, y aquel hombre de manicura perfecta y pañuelo blanco se marcha ofreciéndole una sonrisa.
-Se olvida su pañuelo.- dice la chica con cierta vergüenza.
Pero el hombre ya no está, en sus manos no hay ningún pañuelo, y de su nariz no brota nada excepto su respiración. La gente del vagón le observa extrañada, espera desesperada la llegada de la siguiente parada. Cuando las puertas se abren escapa rápido de sus miradas y se funde en la marea de gente que recorre la estación.

martes, 4 de octubre de 2011

Anciana

Un hombre con gorro marrón descansa tumbado en un banco cerca de un parque infantil, esta tapado con una manta que una agradable mujer le regaló hace unos días, cuando el frío de la noche arreciaba.
Él está enamorado de aquella mujer de pelo canoso, pues ella le saludaba como si no vistiera con ropas harapientas  ni oliera a sucio, le guarda comida en tapers incluyendo siempre café caliente, le regala ropa que según ella “se le ha quedado pequeña a mi marido”. Todos los días se sienta con él en aquel banco, le habla de su familia, de la pena que siente por no poder verlos con más frecuencia, de que desearía volver a ser joven y dejar sus 70 años aparcados para poder recorrer mundo, le regala sonrisas y compañía…cosa que muy poca gente hace pues la mayoría aparta la vista cuando él pide dinero cerca del metro.
Pero ese día ella no ha bajado al parque, sabe que vive muy cerca de allí, en unos bloques rojos de edificios simétricos y que quizás sea porque este enferma…se siente tan preocupado que va en su busca.
Al llegar cerca del portal encuentra una ambulancia con las luces encendidas, en una camilla de sábanas blancas esta recostada su única esperanza, aquella mujer que le da alas para imaginar una nueva vida le observa con tristeza. Levanta una mano lentamente y con un leve gesto le dice adiós.
Las puertas de la ambulancia se cierran, y con ellas se cierra su alma.
Ahora él duerme cerca del cementerio, nadie visita la tumba de la anciana, sólo él y un gato que destroza las flores, que una y otra vez el hombre de gorro marrón coloca con cuidado.

lunes, 3 de octubre de 2011

¿Te casas?

¿Estas realmente segura del paso que vas a dar? .La música ya se escuchaba desde el interior y probablemente los invitados esperaban ansiosos la entrada de la novia.
Quizás sea por la influencia del cine y la ficción en su vida pero se imaginaba corriendo por una ladera verde subida a un caballo de pelaje marrón. La diferencia radica en que se encuentra en el centro de una atestada ciudad, en las puertas de un viejo ayuntamiento decorado con flores rosas y violetas.
El traje le apretaba demasiado, a pesar de sus quejas a la modista ésta había hecho oídos sordos alegando que así realzaba su silueta.
Le cuesta respirar con normalidad. Su madre sale del ayuntamiento sosteniendo entre sus manos una bolsa de pétalos de flores y arroz.
-¿Entras?, el novio está desesperado.
La música cesa y un hombre elegante asoma la cabeza a través de la puerta.
-¿La pongo otra vez? ¡Dese prisa! ¡hay cinco bodas detrás de la suya!.
Bueno, inspira todo el aire que puedas y hazlo, se dice a sí misma.
De nuevo retumban los altavoces en el interior, suena una balada.
-Venga hija, ¡hazme feliz!
La supuesta radiante y entusiasmada novia lo comprende todo de golpe, el ramo parece quemarle las manos y lo lanza con fuerza a la cara de la repeinada madre que lleva un tupé con plumas semejante a un nido de golondrina desplumada.
-¡hija! ¡el ramo es muy caro!.-grita mientras enrojece como una brasa.
La novia se desviste poco a poco, dejando el blanco vestido en la acera de la calle, la situación es tan rara que se ha formado un revuelo alrededor de ellas y alguien le tiende una camisa a la ahora sonriente novia para que no quedara en ropa interior.
-Ten, ya tienes lo necesario, ramo, vestido y novio. ¡Hazme feliz a mí y cásate con ese imbécil, a fin de cuentas lo conoces desde el principio!
Y diciendo esto se marcha enseñando por debajo de la camisa a cuadros  la liga azul que había colocado en su pierna derecha.
Una preciosa boda.


sábado, 24 de septiembre de 2011

Funeral

En la habitación solo quedan dos mujeres, una de ellas que viste rigurosamente de negro  llora desconsoladamente, la otra susurra una letanía, probablemente una oración.
El ataúd está abierto, en él se puede ver a un hombre muy mayor de rostro blanquecino. Un bulto le cubre la mitad de la cara, provocado por  la enfermedad que le había transformado la sangre en dolor. La mujer que lloraba se despide del muerto con un beso en la mejilla y se marcha dando un portazo, la otra queda sola en el centro de la habitación, parece tranquila y con una agilidad desmesurada para su edad golpea el ataúd con fuerza.
-Ya está, no queda nadie, puede marcharse- le dice al muerto colocándole sobre el pecho un sobre con dinero- gracias por sus servicios.
El muerto se levanta, se quita la máscara que cubría su bello rostro y sonríe a la mujer.
-Gracias, nunca me habían pedido nada parecido, pero hacer de muerto es fácil.
Sin más despedidas el joven se marcha.
Una vez verdaderamente sola, golpea el armario empotrado que cubre una de las paredes del salón con los nudillos.
-¿Puedo salir?-una voz grave suena de dentro del armario.
-Sí, estamos solos, ya ha acabado tu funeral.
El hombre asoma la cabeza, es un anciano enfermo, con el rostro exactamente igual que la careta del actor, un bulto le nubla la visión de un ojo…
-¿Cómo ha estado?¿ha venido mucha gente verdad?
-Sí, tu funeral ha sido perfecto.
La pareja se coge de la mano y se funden en un tierno abrazo.
-Siempre has sido muy curioso- le dice la mujer.
-Ahora sí querida, puedo morirme en paz.



domingo, 18 de septiembre de 2011

Rescate

Cinco corpulentos hombres rodean a la pareja.
Ellos han sido citados en el parque central a las 9 de la noche, debían llevar la cifra que les pedían en un pequeño maletín blanco (según indicaciones) y esperar que allí alguien les recibiera, de esta manera recuperarían a Ramón.
Ella parece nerviosa, él aparenta ser quien controla la situación, agarrando con fuerza el maletín desafía con la mirada al grupo de matones que se prepara para atacar y  con voz grave algo forzada les dice:
-Tenemos los que nos pidieron, no nos hagan daño.
La chica respira con dificultad, jadea por el esfuerzo de dejar entrar el aire en sus pulmones.
-¡A mí marido hacerle lo que queráis, a Ramón no!-grita señalando a su pareja, este le mira asombrado y le propina un fuerte codazo en el costado recriminándole su actitud.
-¡Dáselo!-la mujer parece romper en una histeria trágica y robando el maletín de las manos de su pareja lo arroja unos cuantos metros lejos de ellos.
El maletín sale despedido por encima de las cabezas de los secuestradores, el choque contra el suelo es fuerte lo que provoca que el cierre se abra y los billetes salgan volando por el suelo de losetas grises.  Los cinco hombres se tiran al suelo a recogerlos intentando  no olvidar un solo billete.
-Y ahora… dame a Ramón…-grita la mujer dejándose el alma.
Uno de los hombres se levanta y da un silbido.
Ramón  aparece de dentro de una furgoneta negra, un hilo de baba le cae de la lengua que tiene hacia afuera, corre veloz  con la melena al viento, parece feliz…y esque a fin de cuentas solo es un perro.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Escritor

Con un café recién hecho en una taza humeante el  escritor que se hace llamar R.J. se sienta delante del ordenador. Hace tiempo que no escribe, ha estado ocupado pensando en encontrar una nueva inspiración.
La anterior musa se marchó dando un portazo y dejando una simple nota en papel amarillo “a ver si tienes cojones a terminar la novela sin mí”.
Se sentía algo contrariado, pensaba que la había tratado bien. Cuando tecleaba sentía que sus caricias suaves le recorrían el cuerpo, que la mimaba con cada palabra que quedaba escrita en letras sencilla en la pantalla de su portátil.
Decidido a poner fin a su falta de imaginación busca entre sus cajones el listín telefónico. Encuentra el número “Musas,S.A”  y marca desesperado golpeando los números del teléfono con furia.
-Hola, necesito una nueva.
-¿Otra más?...¿qué paso con la anterior?, llevas ya 10 para esta novela…ya puede ser buena.
-Se quejaba demasiado, apenas me permitía dormir, inundaba mi mente de palabras durante todo el día.
-Está bien, prepárate.
Nada más colgar da un grito al encontrar en el sillón de su despacho a una mujer trajeada, su expresión es seria y saludando con un leve gesto le dice con tono severo.
-Hola , soy tu musa…
-No te esperaba tan pronto.
-Maravillas del servicio express, ya puedes poner tu patético culo en la silla y escribir….te dicto…


jueves, 1 de septiembre de 2011

Irrepetible


La recepción del hotel estaba vacía. Lo había elegido por su localización, escondido entre los callejones históricos de la ciudad y con algo de fama en la comida.
Lleva una pomposa maleta de piel de cordero, el pelo recogido en una coleta y un conjunto de traje de chaqueta que había dejado la tarjeta de crédito en números rojos.
Mascaba chicle furiosamente mientras insistía en tocar el timbre colocado en el mostrador.
Había planeado una visita rápida a la ciudad, su hija acudiría al hotel en media hora y tenía muy poco tiempo para organizar sus malvadas ideas en la cabeza, la cual ahora le palpitaba con fuerza.
Un hombre con traje azul cielo y un ridículo gorro aparece por una puerta del fondo y rogando perdón le da una habitación recogida y sin huéspedes a los lados.
Perfecto, piensa. Así será mucho más fácil.
Una vez dentro de la misma se suelta el pelo y coloca encima de la cama todo el vestuario y las fotos que había traído con ella. El timbre no tarda en sonar.
-Hola.-le dice al abrir la puerta.
-Hola mamá. Estas guapísima… tengo tantos problemas últimamente que me alegré muchísimo de que me llamaras para retomar nuestra relación-dice sin apenas respirar.
La mujer la invita a entrar con un gesto algo indiferente.
-Mi marido se ha marchado, apenas tengo dinero, tuve que vender todos mis trajes y las joyas…estoy pasando una racha muy dura.-dice mientras atraviesa el pequeño pasillo de la habitación y solloza.
Al ver los vestidos sobre la cama y las fotos su piel palidece.
-¿Qué significa todo esto?- en una de las fotos aparece su madre con un chico muy atractivo que le besa la mejilla.-¿porqué tienes fotos con él?¿qué hace todo esto aquí? ¿es una broma?.
Mira furiosamente a su madre y se percata que ha cambiado de aspecto desde la última vez que la vio, ahora parece su mismo reflejo de hace algunos años, esta más joven. El tiempo ha rozado a su madre y a ella parece haberle golpeado con fuerza pues ha engordado y su pelo rubio ha adquirido tonalidades más oscuras.
-Desde que naciste fuiste el centro de atención, tu melena rubia era preciosa, a pesar que ni yo ni tu padre tenemos ese color…cuando creciste y te marchaste empecé a ponerme trajes parecidos a los tuyos, me teñí…y te sentía más cerca. Las cosas me empezaban a ir bien…¡era tú!.
La muchacha no parece entender nada.
-Cuando tu padre falleció parecerme a ti era una obsesión, te vigilaba, compraba lo mismo que tú. Incluso he conseguido que tu marido me prefiera a mí.
El silencio reina la habitación. La muchacha esta asustada y tira al suelo todas las fotos y la ropa.
-Estas loca.
-No, ¡soy tu!,¿no lo entiendes?.
Escupiendo el chicle que mascaba con nervios la empuja contra el tocador de la habitación y sin darle tiempo ha reaccionar le hunde la navaja que había escondido en su bolsillo.
-Ahora definitivamente seré tú, la única.



martes, 23 de agosto de 2011

Escena


El hielo  tintineaba en el cristal del vaso repleto de whisky. Lo sujetaba un hombre entrado en carnes sentado en un sillón negro de cuero. Tenía los dientes amarillos y rotos, sus ojos demostraban que la piedad en su mundo no existía.
Postrado en el suelo ante él había un muchacho joven ,desnudo, un corte profundo recorría su cara desde la frente a la comisura de sus labios convirtiéndole en una masa sangrienta.
-Quiero un cigarrillo- grita el seboso hombre. Parece intentar levantarse pero su peso le impide que consiga apenas alzarse unos centímetros del sillón.
Una mujer atractiva, de forma mecánica aparece en escena, la ropa marca sus caderas. Su cara carece de expresión. Lleva un cigarrillo que enciende en su boca, con un sensual gesto se lo pasa al hombre que parece a punto de reventar por el sobrepeso, ambos observan a su victima. Da una larga calada al cigarro.
-Ahora apágaselo en el muslo, en el derecho, parece que necesita escarmentar. A mi nadie me traiciona.-su voz es grave y algo gangosa.
La mujer parece asustada, pero recomponiéndose el pelo rubio empieza a tranquilizarse y obedece. El muchacho grita ante la quemadura del cigarrillo que se hunde en su piel, se retuerce en el suelo, aunque las cadenas que rodean su cuello, muñecas y tobillos apenas le dejan alguna movilidad.
-¿Quién te pago para que dijeras…?…¡Mierda!
Parece quedarse en blanco. 
La mujer rompe a carcajadas y desaparece.
-¡¡¡Corten!!!…se oye una voz potente y las luces de la sala se apagan.
-¿Cómo coño tengo que decirte que memorices bien el guión?…¡la toma era perfecta!.



jueves, 18 de agosto de 2011

Jeliel


Los huesos le dolían, con cada paso las rodillas crujían de manera peligrosa. Apenas conseguía estar erguido. El traje negro resaltaba el blanco enfermizo de su piel, enfatizando las grandes ojeras que rodeaban sus ojos verdes.
Daba golpes con la punta de su bastón mientras esperaba al ascensor, sincronizaba cada golpe con el latido de su corazón. Notaba que se apagaba poco a poco.
Una vez en el ascensor se observa en el grandilocuente espejo que reina el pequeño cubículo. Huele a perfume caro de mujer, quizás sea la vecina del quinto, piensa mientras se desabrocha la camisa desde abajo.
Recorre los botones con cierta desesperación, dejando ver el corsé negro que mantenía sus huesos en posición, las tiras de cuero se le hincaban en la piel, dejando unos cortes que emanaban sangre. 
Cuando se quita el corsé observa su dorso exento de ombligo y pezones. Un sudor frío recorre su cuerpo.
Un agujero en su espalda deja ver el interior de su cuerpo, dentro del mismo están sus alas blancas retraídas, con mucho esfuerzo las saca al exterior, parecen unas alas de pájaro, han perdido color y apenas queda alguna que otra pluma a punto de caer.
Sus ojos ahora se centran en la sangre que chorrea por los costados. Dando un suspiro se tumba en el frío suelo de mármol del ascensor y deja de respirar, se centra en rememorar cuando eran considerados caídos del cielo y se les daba importancia, ahora nadie se percataba, nadie les reclamaba,
“a fin de cuentas los Ángeles ya no están de moda“, piensa por última vez.


viernes, 5 de agosto de 2011

Juguete muerto

-Mamá, mi muñeca no respira.
La niña lo dice muy seria, sostiene entre sus manos una muñeca de trapo rubia, la cual mece con mucho cuidado.
-Los juguetes no respiran, cariño. Nunca lo han hecho.
Parece sorprendida, con delicadeza deja la muñeca en las rodillas de su madre, que esta sentada leyendo en el sofá.
-Cúrala, dejó de respirar hace un rato.
-No voy a dejarte ver series de médicos, luego te obsesionas y todo parece que necesita cuidados en esta casa.- aparta la muñeca de sus piernas y se concentra en la lectura.
-Tú eres médica mamá.
-Soy veterinaria, si fuera un perro lo curaría pero no sé salvar vidas de juguetes.
La pequeña hace pucheros, se agarra la falda verde con dibujos de animales y se tapa la cara. Se sienta en el suelo muy cerca de su madre y comienza a susurrar una letanía.
-¡Déjate ya de tonterías o estarás castigada en tu habitación!
Los susurros cesan pero un llanto de angustia lo sustituye.
-¡Vale! ¡Vale! la salvaré, necesito concentración  cuando este de nuevo curada te avisare.
La cara de la pequeña aparece entra la falda, se seca los mocos con la misma y se va dando saltos hacia el pasillo que la lleva a su  habitación.
Una vez sola la madre vuelve a concentrarse en el libro, pero un impulso le hace mirar la muñeca colocada de mala manera a su lado. Parece mentira, piensa, me dejo llevar por juegos infantiles.
Coge la muñeca y la observa detenidamente, esta amarillenta y rota por muchas partes.
No merece la pena ni intentar coserla, dice en voz alta.
La tira a la basura, procurando esconderla entre los restos de la cena, y decide continuar con el libro que había dejado a medias.

Cuando llega al salón la muñeca esta en el sofá, tiene restos de plátano por el cabello rubio.
Enfadada vuelve a tirarla a la basura, cierra la bolsa y la saca a la escalera.
-¡Claudia! Que sea la última vez que rebuscas en la basura.

La niña le mira perpleja.
-No pongas cara de inocente y lávate las manos ¡por dios!.
La pequeña parece contrariada, se observa las manos y se va callada hacia el baño donde la madre escucha el grifo. Decide ir a decirle que mañana comprarían una nueva muñeca, que esa era muy vieja.
Al entrar el aseo de azulejos blancos encuentra a su hija lavando la maldita muñeca, esta vez esta mucho más sucia, el vestido tiene restos de arroz y su pelo tiene color rosa, probablemente de una gelatina caducada que había tirado.
-¿Cómo?
Su hija levanta el juguete de trapo que chorrea agua sucia y se la tiende a la perpleja madre.
-Es mejor que la cures, es muy cabezona, y no va a parar hasta conseguirlo. A veces me da miedo.

miércoles, 3 de agosto de 2011

El escondido que espera

Refugiado en la oscuridad de la noche y desde aquella posición un tanto incómoda podía observarla sin ser visto. Llevaba varios días vigilando cada movimiento de aquella muchacha, no se trataba de ningún encargo de un marido celoso sino de poder sucumbir sus deseos de conocer más de ella.
Llevaba un vestido de flores ajustado que marcaba cada cuerva de su cuerpo, el pelo suelto le llegaba hasta la cintura y cerrando los ojos se imaginó acariciándolo. Parecía algo molesta, buscaba en su bolso algo que parecía no encontrar.
-Quizás me buscas a mí- susurra aún escondido.
Él va con un traje de chaqueta negro, se ha peinado cuidadosamente colocando cada mechón oscuro de su pelo con gomina en el lugar oportuno. Sabía que no tenía mucho tiempo, ella esperaba a un muchacho que la recogería en un maldito mercedes azul que tanto había deseado que desapareciera.
Había pensado y planeado tantas veces lo que le diría delante del espejo que se sentía un estudiante a punto de someterse a un delicado examen final.
Colocándose la chaqueta y saliendo de su escondite se dirige hacía el portal donde la chica continúa esperando, ahora habla por móvil, parece bastante irritada.

-¡No! Ya hablamos de eso, sabes que no…
-Yo nunca te haría esperar.-Dice la frase rápido, casi susurrando, nervioso.
-¿Perdona?
-Yo…esto…nunca te haría esp…esperar.

Ella le mira algo preocupada, se retira el pelo de la cara y le da la espalda.
¿Cómo ha podido darle la espalda? Se supone que ella le habría dicho que le quería y se irían juntos…¿Cómo ha sucedido? Algo ha hecho mal… deshaciendo sus pasos a plena carrera vuelve al escondite, allí se retoca el pelo y sale de nuevo…una vez a la altura de la chica, que le mira ahora con miedo, vuelve a repetir la misma frase.
-¡¡Yo nunca te haría esperar!! –esta vez lo dice gritando, jadeando por la carrera, casi amenazándole.
Ella grita, se aleja corriendo hacia la calle, busca con la mirada dónde esconderse, alguien a quien pedir ayuda…él le sigue, grita la frase una y otra vez, su cuerpo se mueve en espasmos regulares…el mercedes azul llega a demasiada velocidad y no consigue esquivarlo..

…hoy, desde el psiquiátrico él es conocido como "el escondido que espera". Y en su vocabulario solo repite una y otra vez la frase que le llevo a la locura.

sábado, 30 de julio de 2011

Café para tres

-¿Eres feliz?.
Aquella pregunta le rondaba en la mente desde hacía semanas, mira fijamente a los ojos de su hijo, que esta sentado en una silla de la cocina dando vueltas al café recién hecho.
-Apenas son las 8 de la mañana, ¿no puedes preguntarme eso cuando mis neuronas estén en funcionamiento?
Ella viste un pijama azul y una bata de flores fina, prepara el desayuno con ahínco, como si fuera la chef de un gran restaurante y estuviera bajo presión.
-Te noto muy raro hijo, estas muy pálido, no comes nada, y solo hablas conmigo, ya sabes que la psicóloga te dijo que intentaras comunicarte con tu padre, que él puede entenderte mejor.¿tomas drogas?
-No.
-¿Estas enfermo?
-No.
-Ha sido esa chica,¿verdad?, la que sonreía al verme con cara de “ahora es mío”.
-No.
-Pues no se, ayúdame, ¿qué pasa?
-Simplemente que estoy muerto.

Su marido entra a la cocina, y al ver tres vasos en la mesa y tres platos con tostadas, galletas y ensaimadas, se cruza de brazos.
-¿Otra vez?
-No, es tu hijo que dice que esta muerto, debemos llevarlo de nuevo al psicólogo.

El hombre que va en calzoncillos mira las sillas vacías y abraza a su mujer.
-Debes superarlo, él se murió ya hace 8 meses, ¿no crees que ya es hora de dejar de imaginártelo aquí?

Ella vuelve a mirar a la silla dónde su hijo había estado hablándole hace algunos segundos, ahora vacía. Mientras una lágrima surca su mejilla abre el bote de pastillas que tiene en la bata y se toma 2 píldoras sin respirar.
-Hijo, ¿quieres un poco más de café?
Su marido pone los ojos en blanco y sale de la cocina sintiendo un vacío en su interior.

viernes, 29 de julio de 2011

Cánones malditos.

Las gafas de sol ocultan las prominentes ojeras que empezaban a formarse.
Llevaba semanas comiendo insípidas ensaladas con un tomate, yogures desnatados y cereales con fibras cuyo sabor le recordaba a comer un corcho blanco impoluto, de los que cubren los objetos frágiles en los transportes.
Su última cita había sido un completo desastre, el vino de la cena subió demasiado rápido y acabó subida en la mesa del restaurante lanzando trozos de pan a los demás comensales, los cuales le observaban como si fuera un mono de Zoo. El muchacho que le había invitado a salir, salió corriendo gritando “no vuelvas a hablarme más, rara, que eres muy rara”.
Tras saber el ridículo al que fue sometida por ella misma al verse en un video por una red social con el título "Godzilla ataca de nuevo" supo que debía poner fin a su anterior vida y comenzar con la “vida sana” que tantas revistas y programas de la televisión anuncian, “entra en los pantalones de tu juventud”,”como perder peso sin perder la cabeza”, “come corcho y bebe babas de simio negro para perder peso”….
Llevaba ya varias sesiones de gimnasio, un chico musculoso que sudaba como una fuente y le miraba los pechos sin disimulo cuando saltaba a la comba en un ejercicio, se había propuesto hacerla sufrir, tenía unas agujetas que le destrozaban las piernas a cada paso, lo que provocaba que su caminar semejara una clase de hípica pero con un caballo invisible y que por las noches no consiguiera pegar ojo porque su estomago rugía cual tigre salvaje.
Por todo esto, ella maldecía las dietas de verano, las ganas de que la sociedad imponga cánones imposibles de chicas esqueléticas, de cremas milagrosas que le dejaban la piel pegajosa, de dietas que te dan nauseas con solo ver el aspecto de la espesa crema de espárragos verde que debes comer.

Quitándose las gafas y subiéndose no sin esfuerzo (por las agujetas) en el capó de un coche gritó alzando el puño ¡vivan las gordas! ¡los pechos caídos!¡la celulitis!¡y las chicas sin complejos!

jueves, 9 de junio de 2011

Sonrisas a terceros

Hoy una amiga me ha dicho susurrando que debía contarme la obra benéfica del día.
Ella se ha propuesto realizar algo en favor de un tercero cada día, apoyándose en su teoría que "si todos aportáramos algo en este mundo las sonrisas se multiplicarían".
Me miraba expectante y algo tímida.
-Bueno, ¿me lo cuentas o no?- le dije mientras bebíamos café en una terraza.
-Sí,verás, esta mañana, a las 8, he abierto la ventana y subido la persiana, en la ventana de enfrente estaba mi vecino, el señor de 80 años...el que siempre que nos ve quiere invitarnos a comer natillas (lo único que el pobre puede comer). ¿Sabes quién te digo?.
-Sí....(pongo los ojos en blanco).
-Vale, continúo...pues al subir la persiana he visto como sonreía y me miraba con una cara un tanto extraña, al llegar al baño lo he entendido, tenía un pecho fuera de la camiseta...

Me atraganto con el café, el cual he escupido sobre mi camiseta blanca. Puedo aseguraros que nunca me he reído tanto...

"Esto si que es algo benéfico". ¿Verdad?

lunes, 30 de mayo de 2011

Música...¡amaina las fieras!¿o no?

Enamorada del nuevo disco de Extremoduro.
¡Muy recomendable!
Esta es una de las que no puedo parar de escuchar..

lunes, 23 de mayo de 2011

Asustadiza

Hacía una tarde desagradable, llovía a raudales y la oscuridad de la noche parecía haberse adelantado unas cuantas horas.
Caminaba deprisa, sólo tenía ganas de llegar a mi casa,prepararme un vaso de café y tumbarme en el sofá.
Un ruido a mi espaldas atrae mi atención. Hay un hombre justo detrás de mi que introduce su mano en la chaqueta buscando algo.
-¿Eres tú...?-dice con un tono algo extraño.
No le dejo terminar la pregunta, ¿Qué va a sacarse? ¿una navaja? ¿una pistola? quizás las leyendas que me contaba mi abuela de que una chica sola no puede ir por la calle eran ciertas (mi abuela es así, sigue pensando que las mujeres somos débiles, que no debemos ponernos escote porque despertamos el instinto zorril del sexo opuesto, y que los caramelos, que por cierto nunca me han ofrecido, que regalan en las puertas de los colegios están llenos de drogas experimentales).
Le doy un empujón con todas mis fuerzas y salgo corriendo. Corro como nunca, pisando los charcos.

Al llegar a un portal iluminado toco a todos los timbres, estoy histérica...
El hombre aparece...
-No, ¿qué te he echo yo?-le digo sollozando.
-Perder la cartera. Toma, solo vengo a devolvértela.(de nuevo repite el gesto anterior, pero saca de su chaqueta mi cartera en lugar de cualquier instrumento de tortura como yo pensaba,me la da con cara de asombro).

Me quedo paralizada, la gente del edificio comienza a responder a mi llamada histérica de los timbres.

-¿Quién es?...ya estamos otra vez tocando a los timbres para molestar...voy a bajar y te voy a dar una.....
-¿Síii?-(una anciana con voz entrecortada lo repite cinco veces y después da al interruptor de abrir la puerta)

Agobiada, guardo la cartera en el bolso,agradezco con una sonrisa de medio lado y algo forzada al hombre que espera un "gracias" y salgo de nuevo corriendo...esta vez para esconderme en casa y olvidarme de mi torpeza adquirida de nacimiento.

Encuesta obligatoria

¿Tienes 5 minutos? solo debes responder a esta encuesta y te hacemos un regalo.
La chica más que pedirme amablemente que le ayude a ganarse el sueldo y dejarme decidir si quiero hacerlo me obliga, pues me agarra fuerte del brazo y me apunta con el bolígrafo cerca de un ojo.
-¿Por cuanto dinero te dejarías cortar un dedo?

Al escuchar esa pregunta me asusté realmente.
-No, yo no quiero cortarme ningún dedo, ¿que tal si te lo cortas tú y con el te haces un colgante?.
-Debes contestarme, ¿por 1.000 euros?
-Que no, que no, que no... (como si de un loro se tratase, entré en un bucle cerrado de palabras, no sabía decir nada más).
-Bueno, y ¿Por cuanto una pierna?
-¡POR NADA!, haz el favor de dejar de apuntarme con el maldito boli, de apretarme el brazo como si fuera de goma y déjame llamar a mi madre...quiero morir al menos habiéndome despedido de ella.

La chica me suelta lentamente, me da las gracias por participar y me regala una caja de tiritas, cuyo lema es "tapamos heridas como ninguna".
¡Buena idea señor directivo de tiritas! Has conseguido que ahora sueñe con miembros amputados y tiritas asesinas.
¡QUÉ MIEDO!

Pastillas azules

Ella prepara la cena, abre una botella de vino detrás de otra mientras cocina..."de esta manera la comida me sabrá bien", la cuestión era ¿y a él le gustará?.
Después de arreglarse como pudo, pues el vino le había afectado y de colocar en la mesa el mantel menos sucio, se sentó a esperar.
...
...
Cuando quiso darse cuenta estaba dormida, el sofá se había manchado de maquillaje y la cena estaba tan fría y con un color tan extraño que le provocó una arcada.
...
Suena el teléfono.
-Hola mamá, ¿cómo estas?
-¿Mamá?
-¿Te has tomado la pastilla? La azul, la que tienes en un botecito encima de la...el médico....(la chica continúa hablando, pero ella ya comprende lo que sucede)

...
Se mira al espejo después de colgar de malas maneras, y el reflejo del mismo le causa una decepción, tiene 80 años, esta sola, y sin esas malditas pastillas que le devuelven a la realidad revive una y otra vez el momento de su primera cita.
Decide tirarlas y disfrutar de esa dulce sensación de la primera vez por siempre.

Bucle cerrado

Todos los días sucede lo mismo.
Ponerme una canción miles de veces seguidas… y silbarla cuando estoy en la ducha.
Sonreír a mi vecino en el ascensor aunque tenga tanto sueño que me apoyaría en su hombro a descansar.
Recoger los libros desperdigados por la habitación y prometerme a mi misma ser más ordenada.
Hacer planes y contar los días para verte.
Y de repente echarte de menos, silbar la canción pensando en ti, subir al ascensor sin saludar, buscar entre los libros aquel párrafo que me recuerda a ti.
Eres mi bucle cerrado… ojala algún día me des aquel tiempo que no te haga falta que yo prometo invertirlo.

martes, 17 de mayo de 2011

¿Estudias?

Estoy en la biblioteca de la Universidad, concentrada en mis apuntes, pero un ruido a mis espaldas me obliga a levantar la vista. El espectáculo al que fui invitada sin saberlo me ha incrementado con creces las ganas de encerarme en mi habitación y estudiar sola, sin la compañía de tal genero dramático.

El ruido que me despista es un eructo, un sonoro eructo de un señor mayor que lee el periódico,
-Perdona, tenga un poco de educación- le dice una chica enérgicamente.

El hombre se levanta, al verse el centro de atención comienza a ponerse rojo y a sudar copiosamente.
-Yo no he hecho nada, habrá sido esta chica- señalando a su compañera de mesa.
-Has sido tú, ¡viejo! –le responde a gritos y propinándole un sonoro bofetón.

 
En estos momentos la biblioteca es como un bar, se escucha tal barullo que los funcionarios- bibliotecarios se ven obligados  a despegarse del asiento e ir a “su paso” a ver que ocurre.
Una vez los bibliotecarios están en el lugar del crimen, intentan calmar los ánimos llevándose el dedo a la boca en señal de “silencio”, aunque no lo sepáis es un técnica psicológica que obliga inmediatamente al oponente a cerrar la boca, es mágico, o eso creen los bibliotecarios.
Los ánimos continúan encendiéndose, el señor-eructo se desmaya.
Nos obligan a desalojar la biblioteca.
He aquí mi productiva mañana de estudio.

PD: seguro que la mujer- morcilla haría buena pareja con el señor- eructo.

viernes, 6 de mayo de 2011

¿Vendes ropa o morcillas?

Os pongo en situación, tienda de ropa, unas niñas comiendo chicle, con cara de resignación, sentadas en unos sillones al lado de los probadores, y sus madres dentro de los mismos, con la ropa que habían elegido para sus hijas….yo esperando que ellas salgan para poder entrar.

-Merce, ¿me queda bien? (abriendo la cortinilla y saliendo)
-¡Uy! Pareces una morcilla de Burgos. (le dice la amiga)
-¡Anda! pues tu eres cómo un perro mojado y callejero y no te digo nada.
-A ver, te viene un poco estrecho, mira, si no te lo has podido cerrar por detrás.
-¿A que lo cierro, me lo llevo puesto y me ligo a tu marido?

La mujer aguanta la respiración y cierra el vestido, no sin esfuerzo. Intenta caminar pero el vestido se lo impide, por lo que anda como un pato cojo.
-Vámonos hija, me lo llevo puesto.
Las hijas se miran con cara de “nosotras no las elegimos” ,por favor adóptanos.
El dependiente se acerca.
-¿Algún problema?¿puedo ayudarles?
Cuando ve la escena de la mujer-morcilla se lleva las manos a la cabeza.
-Te lo dije Juani, ahora tendrán que untarte en vaselina y sacrartelo con unas pinzas gigantes.(le grita la otra mujer).

Desde aquí quiero agradecer a todas las mujeres- morcillas su existencia y alentarles a que sigan con estos shows en las tiendas, me han dicho que desde entonces va mucha más gente a comprar a esa tienda. 

martes, 3 de mayo de 2011

La ducha que me cambió el nombre.

Llaman a la puerta con cierta insistencia. Estoy en la ducha, y decido seguir en ella, no creo que sea tan importante como para tener que interrumpirla y salir de malas maneras, poner el piso lleno de agua y resbalarme, romperme una pierna y gritar tanto que la policía me ficharía por escándalo público.
Pasada una media hora vuelven de nuevo a tocar el timbre, haciéndome un turbante con una toalla, y con un pijama de ositos azules abro la puerta.
Una mujer me observa con cara incrédula, sí muchacha, acabo de salir de la ducha, estoy en mi casa y no te voy a abrir la puerta vestida con las galas para una boda. En fín, ella no habla, sostiene una carpeta negra entre sus manos y un pequeño cartelito acreditativo colgado del pecho. Leo el cartelito "Sofía".
-Hola Sofía, no tengo tiempo, ¿qué quieres?
La chica me da unos papeles y me sonríe, me intenta vender unas enciclopedias, diciéndome que si estoy estudiando con esto apruebo seguro...si me diera con las enciclopedias de 5 kilos en la cabeza antes de un examen seguro que me aprueban por desangrarme y sufrir alucinaciones...
Muy amable, le digo que no, que no quiero unas enciclopedias que cojan polvo y me llenen las estanterías. Cierro la puerta.
Pasados unos días vuelven a llamar, esta vez abro vestida normal (evidentemente no estoy las 24 horas del día con el pijama y turbante) y me encuentro en la puerta a la misma chica de las enciclopedias.
-¡Huy! Yo aquí ya he venido, eres la chica turbante.

¿Un nuevo nombre en mi vida? ¿Ahora todos los vendedores me llamarán así? ¿Es tan memorable mi aspecto al salir de la ducha? a partir de ahora me sacaré el vestido más elegante y los tacones más altos y cuando vea que vienen a venderme algo me los pondré.
¡SOY LA CHICA TURBANTE!

viernes, 29 de abril de 2011

Obreros de lavadora

Dos hombres de pelo en pecho, unicejos y con mono azul acaban de visitar mi casa para traer un nuevo miembro de la familia… es decir, a la lavadora, que por cierto aunque es adoptada, tiene el mismo color de piel que yo, blanco nuclear.
Nada más entrar han observado un jarrón de un rincón del pasillo, ese era su objetivo, y a por ese han ido. 
Otro tema que me ha traumatizado (sí, tengo muchos traumas como podéis comprobar) es la enseñada de raja que me han hecho, los dos muy amables se agachaban cada dos por tres para dejarme ver sus majestuosos traseros peludos. Os lo agradezco de todo corazón, ahora que llega el veranito agradezo no poder comer en una semana, tengo las tripas de fiesta flamenca en un tablao, me intenta hablar con sonidos prehistóricos pero sólo consigo entender “asco”, “qué asco”.

Una vez colocada la lavadora, todo el piso lleno de agua, de pisadas y de olor a macho, me han hecho una propuesta:
-Si se estropea la lavadora llámanos.(dándome una tarjetita).

Mi contestación fue un sí rápido y la apertura de todas mis ventanas en cuanto cerré la puerta, pero aquí puedo contestar sinceramente.
-No, Marciales, prefiero lavar la ropa a escupitajos antes de volver a veros.


miércoles, 27 de abril de 2011

Llamadas malditas

Suena el móvil e ilusionada corro a cogerlo (quién sabe quizás me regalan algo aunque no participe en sorteos, la suerte existe) pero no...son los del 1441 o el 1004, hasta 6 llamadas diarias he llegado a contar.
Tengo una conclusión, los del 1441-1004 me quieren demasiado, da igual que se lo coja y les cante una saeta, que les cuelgue, que le ponga música de fondo, que tire el móvil por el retrete...ellos siguen llamando sin descanso.
Intento mantener una conversación agradable diciéndoles que si quiero algo ya les llamaré yo, que no quiero escuchar sus ofertas, se lo repito con calma, respirando hondo e intentando que mi yugular siga en su sitio...

Por favor, no me llaméis más o alguien morirá de un ataque de histeria, es decir, yo.
¡Dejarme en paz! 

lunes, 25 de abril de 2011

Escena inesperada

Ayer, después de una comida familiar se decidió poner la televisión, en concreto "El Resplandor" ¿la recordáis?...los espectadores que más atentos estaban eran mi abuela y sus dos nietos de 12 y 13 años... la película transcurrió sin problemas, pero fue acabar y se montó.
Sus dos queridos nietos le preguntan: 
-Abuela ¿que le estaba haciendo el conejo a ese señor?.
Así de repente, no creo que sepáis de que os estoy hablando pero estaban preguntando por esto:
Mi abuela no sabía que contestar, el color de su cara palidecía por momentos y decidió recrear un ataque de tos ficticio para evitar la pregunta.
-Abuela , parece que le esta ....(haciendo el gesto) ...¿tu sabes que es eso?
El ataque de tos en ese momento ya no era ficticio sino real.
-Le estaba enseñando el huevo de pascua, jugando a los médicos, a papá y mamá...¿lo entiendes?.

El ataque de tos se mezcla con mi ataque de risa...
Un bonito final para una comida familiar.¿No creéis?Si acabaran así todas las reuniones diplomáticas, o los telediarios...(no como la escena, cedac@s, sino con el reglamentario ataque de risa que casi me hace perder la conciencia) el mundo sería mucho más feliz.

Ya sabéis: ¡SONREÍR!

sábado, 23 de abril de 2011

¿Tú eres de fútbol?

Noche de fútbol, cervezas, pizzas, gritos, histerismos, abrazos, más gritos, insultos a las madres de los jugadores, más insultos subidos de tono donde se nombra al espíritu santo...y un largo etcétera.

Mi visita fugaz a Valencia en el Madrid- Barcelona me demuestra que la gente corriente aprovecha estas ocasiones para sacar a la luz su segunda personalidad. 
Hombres de negocios que normalmente visten traje de chaqueta se disfrazan de mujeres de pecho 120, amas de casa se colocan sus cuernos de vikinga (quizás es una buena señal para su marido) y salen a la calle con la bandera de su equipo de capa, universitarios que tapan su cara con ceras de colores y se dejan la voz con cánticos compuestos por una mona en celo o por un chimpancé en una noche de juerga en el zoo, abuelitas que normalmente se te cuelan en la cola del supermercado ahora se cuelan igual pero para poder insultar al autobús del equipo contrario con tales barbaridades que terminan atragantándose y escupiendo la dentadura al de delante.
Policías con muy mala ostia que terminan bebiendo y haciéndose fotos con chicas vestidas de colegialas que les roban el casco y la porra y salen corriendo.
Y cómo no la reunión de borrachos anónimos que saludan y abrazan a todo el que se deja.

Pero ¿y lo bien que te lo pasas? por lo tanto digamos un:
 ¡viva el futbol! (pero no muy alto que la vecina de abajo se queja de todo).


miércoles, 20 de abril de 2011

Verano ¡ya!


¡Que ganas de sol!, ¡de playa y café después de una larga siesta! ,¡de no tocar un apunte en meses! ,¡de reír por todo!, ¡de bailar hasta tarde!, ¡de beber cien cervezas con los pies en alto! ,¡de comer helados de mil sabores!...
Necesito ya el verano, ¿vosotros no?

Si tienes un vecino, tienes un tesoro.


Este post va dedicado para mis queridos vecinos del piso de arriba. Nos os conozco y ya os quiero (concretamente estrangular con la cuerda de tender la ropa).

Cada noche me sorprendéis con un espectáculo auditivo que me deja tan alucinada que no puedo dormir. 

Todo comienza sobre las 12 de la noche, cuando mi vecina decide colocarse los tacones y hacerle a su marido un show flamenco (hace hasta palmas). Cuando acaba, deciden  redecorar su casa, y empiezan a mover todos los muebles (nunca es tarde para innovar, ¿verdad vecinos?).

El sonido cesa, parece que al fin han decidido dormir, pero como no....falta la bombona de butano, imprescindible dormir con ella de almohada, os comprendo, ese color anaranjado provoca un efecto relajante.  Y seguidamente el festival de muelles...

¡Gracias por ambientarme las noches! Sólo pido que cuando vayáis a repetir me aviséis y os grabo, el mundo no puede perderse tanto talento.

sábado, 16 de abril de 2011

¿Vacaciones?

Sentada frente a la tele veo como la gente se va de vacaciones, con una sonrisa en la cara, abandonan la monotonía de sus vidas para irse a un nuevo lugar. 
Para los que al igual que yo no podáis abandonar vuestra casa (porque os la ha pedido vuestra encimera de la cocina, la pobre no podría estar una semana si hacer comida, esta depresiva), o porque simplemente no tenéis un duro, y al igual que yo cenáis una triste lechuga, os voy a exponer todos los peligros que conllevan las vacaciones.

Su propio nombre lo indica, cuando vuelves de vacaciones tienes el aspecto de una vaca, tanta caña con tapas, y tanto "probemos este dulce que en nuestra ciudad no hay" tiene sus consecuencias.
Muy pocas personas son capaces de utilizar un baño que no sea el de su casa, por lo que cuando vuelven hacen un muy buen amigo que visitarán con mucha frecuencia, el water.
Irte fuera de casa significa dormir en cama ajena, en una cama en la que han dormido miles de personas antes que tú, por lo que es normal que tu cuerpo no quiera relajarse en esos colchones. Admitamos que cuando dormimos fuera, ¡no dormimos bien!.
Otro punto negativo es la pateada a andar para ir a ver las ruinas de un castillo que según te han dicho es maravilloso, te quemas la cara con el solanar que pega, te pican miles de insectos cuya existencia creías desaparecida con los dinosaurios y cuando llegas allí, la ruina del castillo son tres piedras mal colocadas y unos cien chinos haciéndose fotos.
Las colas que aguantas para comprar cualquier cosa, el visitar cientos de tiendas para encontrar el artículo de recuerdo más feo, compartir autobús con jubilados que  cantan "conductor de primera"...
¿Sigo?
¡Por ello nosotros tenemos que quedarnos cuidando la ciudad! Viendo la televisión para que las cadenas  no cierren, cuidando que nuestro hueco del sofá no desaparezca!.
Perece un mitín, pero es la verdad.
¡Ánimo!