Visitantes

martes, 5 de noviembre de 2013

Carta para desayunar

-Ya ha llegado- dice dejando caer el sobre blanco sobre la mesa.

Trago el trozo de tostada sin masticar y observo aquel trozo de papel.

-¿No piensas abrirlo?- me susurra clavando sus ojos en mi mientras se sirve una taza de café.
-No, no lo se, puede. Déjame- le respondo dando un gran mordisco a la tostada, provocando que la mermelada resbale por mis labios, mi barbilla y se deslice por mis dedos. Manchando de un morado intenso mi piel. 
-Tú misma. Llevas esperando este momento desde hace mucho- da un largo sorbo al café sin azúcar. Amargo. Como sólo él sabe ser.

Alargo la mano hacia el sobre y lo abro con brusquedad. 
La invitación sobresale reluciente entre los pliegues del sobre.

-”Queda usted invitado a nuestra fiesta de despedida, ¡sí! ¡leyó bien! ¡Despedida! celebraremos el final de nuestra relación. Simplemente ya no nos aguantamos y queremos brindar por todos estos días tan imbéciles, lentos y patéticos. Pedimos confirmación y agradecemos de antemano su presencia. Atentamente: Laira y José”- leo en voz alta.
-Esto confirma que ha llegado a todos los invitados. Ha tardado semanas en llegar, mandé unas cuantas a los vecinos, espero que no te importe.

Ambos nos miramos, mi pelo despeinado, su pelo engominado, mi pijama desgastado que deja ver mis muslos y los hombros, su traje de chaqueta planchado y reluciente. Mis pies descalzos, sus zapatos de marca. Mi música en las mañanas, su silencio en las noches.
Sí, no hay vuelta atrás, después de celebrar nuestro fracaso, haremos las maletas y olvidaremos.

-A partir de mañana, quiero que borres mi número de la agenda- le digo colgando la invitación en el corcho de la cocina, al lado de la foto de nuestra boda y de la primera cita en aquel concierto.
-¿Y si quiero decirte algo?- pregunta recogiendo de la mesa el desayuno que ya hacía tiempo no compartíamos.
-Llamas a mi madre, a mi hermana o haces señales de humo. Pero no me llames. Y ahora, querido, pongámonos manos a la obra, tenemos muchas cosas que preparar para la fiesta de esta noche.
-Bendita fiesta- responde remangando su camisa rosada.