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sábado, 21 de abril de 2012

Ayuda

Hoy no leeréis ninguna locura de las que aparecen en mi cabeza cuando busco como compañeros al silencio y las palabras. Esta noche acaricio el teclado de mi ordenador para pediros ayuda. 
He escrito un relato para un concurso y necesito que lo votéis, si os gusta, claro (y sino también).
Es en el siguiente enlace, tenéis que registraros y votar. ¡Fácil!; sólo son 5 minutos de vuestro tiempo para hacer a una chica enormemente feliz.
¿Os he convencido?.
No puedo agradecerlo de otra manera que siguiendo escribiendo y leyéndoos a todos/as.

Os mando mil besos empaquetados y todas mis locuras transitorias.
Gracias por visitar mi blog y hacerme sonreír.



jueves, 19 de abril de 2012

Ruidos

-¿Lo oyes?, ¡despierta!, ¡hay alguien en casa!- el chico que viste un pijama a cuadros zarandea a una joven que duerme a su lado plácidamente con la boca abierta.
-¡Ay Juan! Yo no oigo nada, ¡déjame dormir!- dice malhumorada.
-¡Vienen por mí!, conocen mi secreto.
-¿Tu secreto?…-la joven se incorpora de la cama y  levanta las cejas mostrando duda- Juan , ¿qué le importa a los ladrones que todavía te de miedo la oscuridad?, de verdad, hay veces que pienso que me he casado con un crío de parvulario.
Él apenas se mueve, parece concentrado en escuchar el leve movimiento en la planta de abajo.
-Voy a saludarlos, a invitarlos a un café y a que me cuenten si es rentable ser ladrón, lo mismo me cambio de profesión. Si me oyes gritar no bajes, eso es que el ladrón es muy guapo y me esta mostrando sus encantos- le dice divertida guiñándole un ojo y colocándose una camiseta azul que le llega hasta los muslos.
-No bajes, son ellos.
-¿Ellos?, ¿quiénes son ellos?, Juan o me cuentas que pasa por ese cabezón o seré yo misma la que te de una paliza y te destroce los sesos- la chica se pone encima de él y le acaricia la cara con cariño. 
-Hace tiempo me llevé algo de un sitio que no debía, me dijeron que volverían a recuperarlo por muy lejos que me fuera- le responde mirándole a los ojos apenas con un hilo de voz.
-¡Estas perdiendo la cabeza!- se levanta furiosa y dando grandes zancadas baja a la planta de abajo sin encender ninguna luz en su camino.
Se oyen susurros… algo ha caído al suelo… una puerta que se abre… portazo… silencio.
-¿Lucía?…¿Lucía?- el muchacho se levanta tembloroso de la cama.
Recorre el pasillo de puntillas, cogiendo por el camino una figura alargada y  horrible de porcelana que agarra como arma defensiva.
-¿Lucía?…cariño… ¡te dije que no bajaras, joder! … ¡vale!. Os daré lo que queréis, os lo devolveré. Pero dejarla. ¡Dejarla!- las lágrimas comienzan a mojar sus mejillas blancas por el miedo.
La puerta del salón esta cerrada, tomando aire y agarrando con fuerza la figura defensiva la abre de un patazo.
-¡¡¡SORPRESA!!! FELIZ CUMPLEAÑOS. -gritan los invitados a su fiesta sorpresa mientras él cae al suelo con un ataque al corazón.

lunes, 16 de abril de 2012

Luz

Levanto mi vista hacia el cielo estrellado que me regala la noche fría.
Tiemblo, no se si por el frío o por el miedo. Me concentro en el punto de luz de una estrella que destaca, "ese serás tú", pienso.
Sigo pensando en la imbécil idea desde que era una niña que cuando alguien se marcha una luz se enciende en el cielo para dejar su huella, recordar al mundo que existió y que de una manera u otra, iluminará tu camino.
Respiro hondo, segura de mi decisión y tomo carrerilla.
Comienzo a correr dejando la ansiedad, inseguridades, dudas y un sinfín de demonios internos en el camino…dejo de correr justo en el momento en que mis pies no encuentran suelo.
Vuelo, pienso, mientras mi cuerpo cae al vacío desde un décimo piso.
Ahora si verás mi luz.

lunes, 9 de abril de 2012

El reencuentro

Me esperas en el anden de la estación con una falsa sonrisa, pareces algo intranquilo y cansado. Me besas rozando mis labios con frialdad y vuelves a tapar tus ojos con las gafas de sol.
-¿Qué tal el viaje?- me dices absorto en tus pensamientos- pensaba que ya no vendrías, te he buscado muchas veces. No sabía nada de ti desde hacia meses. Todo lo que paso…
- Ha ido genial, y estaría mucho mejor si al salir tú me recibieras con algo más de ganas- te respondo interrumpiéndote mientras destrozo tu peinado engominado.
-¡Para! ¡sabes que odio que me despeines!- gritas enfadado.
-Lo se, pero lo echaba de menos- cojo tu mano con fuerza, como cuando éramos felices.
Pareces no entender nada, tu mano al principio algo tímida empieza a subir por mi brazo para luego acariciar mi pelo.
-Sigues oliendo genial, sigues igual…-me dices ahora serio.
-Y tú… bueno, sabes que tienes que recomponerte, seguir adelante, esas ojeras te hacen parecer un rockero vividor. Estas más delgado- adentro mi mano en tu camiseta acariciando tu barriga.
Cierras los ojos.
-Fue muy duro. No sabía que dolería tanto- te digo- la muerte duele. Pero me ha dolido más el echarte de menos. Hoy es el día Carlos, solo he venido para decirte que te quiero. Hoy es el día en el que dejarás de verme y de imaginarte una y otra vez este reencuentro en el que siempre aparezco. Mañana no lo haré, debes acabar con esta locura y empezar a vivir con normalidad, yo no estoy allí, no estaré… sabes que estoy muerta.
Te beso, pareces grabar cada instante en tus retinas.
-Me marcho, adiós Carlos.
Cierras los ojos mientras dices algo que no entiendo.
-Señor, abra los ojos, la sesión de espiritismo ha acabado, son 200 euros.

lunes, 2 de abril de 2012

Piedras traen el fin

Observo el reloj, es la hora. Cogiendo la piedra que descansaba dentro de mi bolso la lanzó cogiendo impulso sobre tu ventana.
Los cristales caen hechos pedazos sobre el asfalto, el ruido rebota calle abajo en el silencio de la madrugada. 
Grito, te grito con rabia, con furia, hasta que mi voz se pierde en tus oídos.
Te sigo echando de menos, sigues doliendo tanto que el sabor dulzón de mis lágrimas se han convertido en el plato especial de la casa, en el postre de cinco estrellas que se anuncia con buena tipografía en la carta del menú.
Te odio- grito- ¡Estas perdiéndome! ¿me escuchas?.- vuelvo a coger impulso e intento acertar con la segunda piedra en tu cabeza.
Un “¡ay! ¿Estas loca?” Me indica que he acertado, me siento mejor imaginando que la sangre sale por tu frente. 
Me recompongo, coloco mi pelo y tapándome el rostro con la capucha de mi sudadera gris tiro la última piedra hacia tu ventana, en ella en rotulador negro esta escrito el final. 
Me marcho justo cuando se escuchan las sirenas de un veloz coche de policía. Corro mientras siento que mis pulmones vuelven a llenarse de aire, vuelvo a ser acariciada por el viento. Vuelvo a ser yo.