-Me gustaría saber volar, sentirme libre-afirma una chica de melena morena mientras fuma un cigarrillo descansando su cabeza sobre el respaldo de una silla mullida.
-Podemos probar, ¿te apetece?
-Claro, nos cogemos de la mano y saltamos por el balcón. ..me encantaría poder besarte.
El muchacho de ojos azules le observa divertido, ambos están sentados en el centro de un despacho, una psicóloga les observa desde un rincón oscuro mientras toma nota incasablemente en una libreta de tapas duras.
-¿Y porque no lo haces?, yo te prometo responder.
Ríen a carcajadas. La chica acaba su cigarrillo y lo apaga contra el suelo. Se acerca lentamente a los labios del joven que cierra los ojos imaginando el inminente beso,sus caras casi se rozan, sus manos se entrelazan, de repente un pitido ensordecedor inunda la estancia y luces que hasta ahora habían estado iluminando débilmente alcanzan tal esplendor que ambos se llevan las manos a los ojos para evitar quedarse ciegos.
-¡Basta!, el tiempo ha acabado. Mañana continuaremos con la sesión, vuelvan a sus celdas de aislamiento- dice la psicóloga de nariz aguileña y mirada fría- no me obliguen a llamar a seguridad.
Ellos obedecen y se alejan con tristeza, sueltan sus manos sin dejar de mirarse a los ojos, ahora se dan cuenta que aquella psicóloga no había sido buena idea para solucionar sus problemas de pareja, se anunciaba como una terapia dura pero con resultados y lo único que sentían era que se estaban volviendo locos.
Cuatro hombres vestidos de uniforme entran en la sala y sacan sus porras de los cinturones, les observan ansiosos por golpear su cuerpo. Ellos continúan mirándose a los ojos en el centro de la habitación.
-¿Volamos?- le dice el joven.
-Nunca lo había deseado tanto.
Se cogen esta vez por la cintura y saltan contra el balcón del quinto piso de una psicóloga enferma.
Original si que es esta terapia y un tanto extrema la verdad. Tanto como la solución que toma la pareja.
ResponderEliminarLa última frase creo que sobra, se entiende el final, pero no me hagas caso.
Besitos
Maldita psicóloga.
ResponderEliminarTerremoto acabaría con ella en menos de veinte segundos.
Dime la dirección que se la paso...
Besos.
El beso... Antes el beso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que hay cada una por ahí suelta que es peor que los pacientes que tratan... hay que estar al loro en la elección. Por aquí la gente vuela mucho, casi todos los suicidios son a causa de defenestración.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por vuestros comentarios, Elysa tenías razón, gracias por ser crítica y ayudarme.
ResponderEliminar¡1 beso a tod@s!¡pasar buena semana!
Buenísimo!!! Se te va mucho la olla!!! Pero es tremendo
ResponderEliminarsinceramente yo nunca iría al psicologo ni psicologa, aunque volar ummm eso si que me gustaría
ResponderEliminarUna psicóloga muy particular, pero aún más esos hombres con sus porras queriendo golpear, así hasta yo (que me autodianostiqué sano) querría arrojarme por la ventana.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Mmmm gran relato, como han dicho por ahí la última frase sobra, sin ella el final sería espectacular.
ResponderEliminarDe todas formas creo que podrías entrar, para la próxima, un poco más en la definición de la angustia, el amor que sienten pero lo preso que lo tienen que mantener, etc.
En definitiva, muy buena idea y realmente genial.
A mi me ha gustado mucho
ResponderEliminarTe imaginas tanto cuando vas leyendo.
Pero nunca imaginé que fuera una terapia
Te felicito...
Mi querida amiga, he estado un poco aislada
Pero espero ya pronto, volver....
No he cogido mis vacaciones y estoy cao
Muchas gracias por venir
De todas formas no me sale que has escrito
Tendré que mirarlo biennnnnn
besitos de brujilla***********