Recorro el camino según me indica el gps del móvil. El
trayecto en coche con la única compañía de la música de una tranquila emisora
sin anuncios, había sido relativamente corto. Perdida entre carreteras secundarias
y paisajes nuevos.
Ahora, en una pequeña área de servicio dejo el coche
aparcado y recojo la pequeña maleta que cuidadosamente había preparado para
este viaje. Varias fotos, retales de recuerdos, tu perfume, tu mal humor al
llegar del trabajo, las noches en las que tú dormías mientras yo contaba
sombras, las llamadas que no llegaron, el frío que se había colado como un intruso
en nuestra habitación y que danzaba sin permiso dentro de mis dedos, las copas
de champán que deberíamos haber tomado, los besos que se guardaron y se
perdieron.
Estudio con detalle la ruta que el gps me marca.
Camino recto, arrastrando la maleta.
Hace frío, tanto que empiezo a notar como mis manos pierden
su color, empiezan a amoratarse, a doler, pero continúo el sendero a través de
un frondoso bosque.
Paso a paso, voy dejando mis huellas y el aliento.
Casi sin fuerzas y con la cara tan congelada que parecía de
hielo, la ridícula y amable voz del gps me informa que “ha llegado a su destino”.
Allí no hay nada, es un claro en lo alto de una pequeña
montaña, llena de arboles medio desnudos que se estremecen por la casi llegada
de la cruel luna y su luz banquecina.
Una vez allí, abro la maleta y esparzo su contenido.
Me dijeron que desde la distancia, todo se observa mejor.
Quizás desde aquí pueda encontrar la magia y efectos
especiales que se supone teníamos tú y yo.
Rehago el camino de vuelta con media sonrisa.
Ojalá, pienso.
Ojalá.
para qué volver?
ResponderEliminarHay que dejar danzar la fantasía, como en este relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
...
ResponderEliminarLa magia está en tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
Dejando lo innecesario?
ResponderEliminarMuy buen relato de final abierto
Un abrazo
Pues eso, ojalá.
ResponderEliminarBesos.
Por las noches en que contaste sombres (yo también las he contado) valga este viaje purificador. Valga usar el cuchillo, valga el tajo. Valga renacer. Un abrazo.
ResponderEliminarno solo esparcirlo, hay que enterrar toda esa basura, poner una piedra bien grande encima para que no vuelva a asomar. un recomienzo limpio es un ojalá con garantías. me ha encantado.
ResponderEliminarSeguro!
ResponderEliminarBesos.
El camino llegaba donde tenía que llegar.
ResponderEliminarExactamente al punto de partida, para empezar a andar.
Sin gps ni satélites, ni sombras que contar.
Al inicio del camino. Sin mirar atrás.
Me ha gustado. Un abrazo.