Los primeros rayos de sol atraviesan la persiana medio bajada. Lo raro de la situación me hace olvidarme del sueño y de las ojeras que empiezan a cubrir mis ojos. Aquel hombre se ha desabrochado los primeros botones del batín, dejando ver debajo una camisa verde pistacho sin ninguna arruga.
-¿No creerías que dejaría que me mataras vestido en pijama?, tú tampoco deberías apretar el gatillo sin antes cambiarte y darte una ducha. Pareces una asesina de pacotilla.
Pongo los ojos en blanco y me pregunto si este ser extraño no busca otra cosa, me engaña, aprovecha la situación en la que yo estoy desnuda, duchándome para utilizar la fuerza bruta… lo vuelvo a mirar,y compruebo que en realidad su aspecto no es saludable, es todo huesos bien disfrazados en una sonrisa profident, de fuerza bruta no hay rastro.
-Bueno, voy a ducharme, cumpliendo la voluntad de un anciano ido. (le digo señalándole).Espero que cuando salga del baño encuentre todo en su lugar, la pistola viene conmigo, cuidadito con pensar cosas raras o morirás pero de manera tan dolorosa que cuando tu mujer te vea allí arriba no te reconocerá y volverás reencarnado en una cucaracha.- le amenazo.
El anciano se recuesta en el sofá colocando un cojín con dibujos de gatos en su cabeza a modo de sombrero y comienza a cantar una ranchera.
-No se puede ser más raro- susurro.
Durante la corta ducha de agua caliente escucho la grave voz de mi supuesto vecino entonando canciones de amor.
Me visto con un vestido negro, unas medias azules y unas botas altas.
Me observo en el espejo y juego a poner posturas con la pistola. Finjo ser una ladrona peligrosa y pongo cara de bruja malvada arrugando el entrecejo, pongo cara interesante y saco la pistola en señal de amenaza. Me sorprendo a mi misma de la felicidad que me inunda.
-Estoy jugando con la vida de una persona. Se acabó, cuando salga le diré que no, que como broma ha estado genial, que done el dinero a cualquier asociación, prefiero seguir trabajando archivando facturas y ganando lo justo a que recaiga sobre mi conciencia la muerte de nadie. Aunque se trate de la persona más extraña del universo.
Abro la puerta decidida y dando pasos seguros me dirijo al salón.
El anciano, ahora tumbado, ronca como un cerdo, inspira y expira el aire como si de una máquina expendedora estropeada se tratara.
El cojín descansa todavía sobre su cabeza, dándole un aspecto ridículo que me enternece.
Le tapo con una manta roja que saco del armario y me siento a su lado.
Quizás deba aprovechar y disparar ahora, me digo apuntando a su sien.
Aún te enamorarás...
ResponderEliminarEspabila!!!
Besos.
Estoy viendo que a este paso va a adoptar al abuelo, ya veremos donde acaba esto...
ResponderEliminarBesitos
Te has fugado con él?
ResponderEliminarBesos.
En verdad me gusta tu estilo, me gusta cómo logras esa mezcla de femme fatale con heroína de novela negra. Y logras un final "mal equilibrista", nadie sabe hacia dónde de va a caer, pero seguro que va a caer.
ResponderEliminarTienes talento e imaginación,¿qué más pedir?
Luego me hago un tiempo para leer los otros.
Un beso enorme.
HD
PS: Por cierto, ¿tienes Skype', me gustaría conversar contigo más directamente.