El desgastado cartel por el efecto del sol indica que en ese establecimiento se venden bebidas alcohólicas.
-Eso es lo que necesito muchacho- dice el rechoncho inspector desabrochándose los primeros botones de una camisa desgastada y sudada- entra y compra una buena provisión de cervezas, la guardia que tenemos entre manos puede ser muy dura si no la regamos.
El joven policía compra varias docenas de cerveza y chocolatinas, sabe que la manera más eficaz de hacer su trabajo es teniendo alejado del caso al hombre que lucha por limpiarse el sudor de la frente y eso se consigue cuando su estómago esta lleno.
Una vez en el coche y tras aguantar con una sonrisa forzada las bromas y chistes verdes sobre cada mujer que pasa cerca , el borracho inspector cae en un sueño similar a un coma. Ronca profundamente mientras su barriga adquiere vida propia y golpea la guantera con fuerza con cada expiración.
De repente, vestido de negro y tapando su rostro con un pequeño sombrero el sospechoso sale del apartamento que vigilaban.
Las órdenes eran claras, “deténganlo, hemos dispuesto alrededor del perímetro a varios coches patrulla, si se os escapa… definitivamente sois imbéciles”.
¿Fácil verdad? Y más para un joven policía con aspiraciones a eliminar todo el crimen de la ciudad y ascender de categoría dentro de la comisaría.
Pues en este caso imposible. La pistola y su cinturón descansan debajo del gordo inspector que duerme como un oso en plena hibernación.
-Mierda, jefe, ¡despierte!
El sospechoso empieza a alejarse con rapidez, y su ascenso con él. Apenas ya puede distinguirlo entre los viandantes.
La radio del coche comienza a emitir pitidos.
-Aquí patrulla X-34, el sospechoso que perseguíamos ya ha sido arrestado.
-Habrá que celebrarlo- dice el gordo y sudoroso inspector despertando de su letargo mientras abre otra lata de cerveza-¿quieres un trago muchacho?.
este inspector necesita un nombre propio, sus andanzas y mudanzas ya van cogiendo cuerpo.
ResponderEliminarUn beso sospechoso.
me gusta el inspector. Claro que puede sostenerse con vuelo propio como dice el hombre de acá arriba, pero el nombre vale o no, mientras lo resconozcamos. Ya con la barriga y su cargo y sus sudoriparas costumbres alcanza. Besos, como siempre, mojados de invierno y de rio de la plata.
ResponderEliminarEse inspector gordo es todo un ejemplo para las futuras generaciones de policías, gracias a su espléndida actuación no han habido heridos ni muertos.
ResponderEliminarQue tomen ejemplo.
Besos.
Genial , especialmente cuando la barriga del beodo inspector adquiere vida propia, un inspector que resulta ya protagonista , cual un Sancho en un Quijote.
ResponderEliminarUn beso sin barriga.
Que buen relato ¡¡ la vida está llena de inspectores que piensan que los rotos los arreglan los demás mientras ellos duermen
ResponderEliminarDefinitivamente, no es Marlowe, ni siquiera, Perry Mason...Un abrazo.
ResponderEliminarMe parece un relato interesante, con ese fondo de placidez y cervezas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una buena idea, una narración fluida, un final divertido...Y sobre todo que no padeces de literatosis. ¡A qué cojones emplear palabras que nadie entiende y metáforas enrevesadísimas, si se puede escribir como una pesona normal!. Te sigo mucho pero te dejo pocos comentarios, hoy lo hago porque necesito distraerme, estoy trabajando, en lugar de en uno de mis microrelatos, en dos novelas, ni más ni menos. Trabajando quiere decir que les estoy poniendo el primer esqueleto de alambres. ¿Seré capaz? Ya se verá...
ResponderEliminarMe puedes leer en un blog actualmente cerrado, pero que dadas mis ventoleras de coco puede que resucite:
http://marioenlautopia.blogspot.com.es/
O en este que acaba de nacer:
http://musicaocurrenciasyvariaciones.blogspot.com.es/
UN SALUDO
Mario
Interesante relato, algunos policias para no generalizar....
ResponderEliminarUn abrazo
es más como torrente, diría yo. mezquino y desescrupulado. toro tiene mucha razón, no obstante.
ResponderEliminarEl calor hace estremecer los instintos. Los peores también.
ResponderEliminarSabe a bochorno, huele a jocosidad y risas entre tu pluma y el folio.
Muy bueno. Un abrazo sin coartadas, sólo con una sonrisa. Y un abanico, puestos a vestirle de un modo acorde.
Creo que al joven le va a costar más de lo que cree conseguir ese ascenso.
ResponderEliminarEspero leer más valerosas hazañas del inspector gordo.
Un beso.
Jajaja, divertido en cierta forma. Este inspector necesita un nombre, bueno y el joven policia también.
ResponderEliminarBesitos