-Señora, tranquilícese, respire y dígame qué es lo que esta sucediendo.
-¿Qué me tranquilice? ¡No puedo! ¡Mi marido esta con un ojo en la mano!
-¿Un ojo? ¿De quién?
-¡El suyo! No se cómo ha pasado, estábamos cenando mientras veíamos la tele y de repente su ojo derecho ha caído sobre la sopa… ¡es horrible!
-Pero señora, ¿se ha desmayado? ¿Ha perdido el conocimiento en algún momento?
-Yo no, él sí, lloraba mientras rebuscaba su ojo entre los fideos, que siempre me salen muy buenos.
-¿Respira con normalidad? Le estamos mandando una ambulancia, llegará lo antes posible, intente que su marido…
-¡Ay! Los fideos, todos desperdigados por la mesa, tienen mucha historia, es una receta antigua, mi abuela me la enseñó cuando era una cría, y ahora están manchando mi mantel de ganchillo.
-Señora…su marido…
-No…fue mi abuela, mi marido es un manazas, es un torpe inútil que no sabe hacer un huevo frito, estoy cansada de mirar por él las 24 horas del día.
-Pero…
Se me han quedado los ojos como platos.
ResponderEliminarBesos.
Este es realmente delirante. Muy divertido el diálogo... pero mejor no, no me des la receta, estimo mis ojos.
ResponderEliminarBesitos
jaja muy graciosa, pero no quiero la receta
ResponderEliminarUn abrazo
JAJAJA, me encanta!!!!
ResponderEliminarUn besazo!
Muy bueno, me ha sacado una sonrisa divertido e ingenioso felicidades
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