-¿Puede ayudarme?- una joven atractiva toca el hombro de aquel vigilante que parece medio dormido.
-Disculpe señorita- dice incorporándose de la incómoda silla en la que pasa las horas de trabajo.
Es sencillo, sólo tiene que vigilar aquel pasillo durante la noche, hasta que un simpático anciano le releva. A veces las noches se hacen eternas entre el silencio y la oscuridad que reinaba en aquella casa.
¿Motivos? No lo sabe, aceptó el trabajo sin preguntar apenas condiciones, la desesperación se cernía en su casa y el dinero le era urgente.
-Dígame, ¿qué puedo hacer por usted?- le responde quitándose la gorra negra de su uniforme.
La joven se acerca incomodando al hombre, huele a perfume caro, su sonrisa parece hipnotizarle y comienza a sentir que el deseo se ha clavado entre sus cejas.
-Debo decírselo al oído, nadie puede escucharlo- ella se acerca lentamente, casi roza sus mejillas, ya siente su aliento cerca de la oreja…
El vello del vigilante se eriza, siente irrefrenables deseos de besarla, desnudarla… mientras se imagina la escena, la joven hinca sus dientes en el cuello del hombre que la imaginaba desnuda.
Muerde, absorbe su sangre como si de horchata se tratara, él se deja y sin oponer resistencia alguna cae al suelo pasados unos minutos, parece vacío, blanco, ni una gota de sangre recorre el entramado de sus venas. Un espasmo estremece su cuerpo en un último suspiro. Es una noche que se volverá eterna en aquel pasillo abandonado.
Con los labios pintados de sangre y el estómago lleno de aquel caliente líquido ella sonríe.
Wow. Una muerte placentera. O tal vez no sea una muerte después de todo.
ResponderEliminarPor supuesto, te dejo encantado. Pasa todo el tiempo que quieras.
Un besazo.
Muy Muy Muy bueno. ¡qué erotismo Laira! ¿y adonde anda ella para que me muerda a mi también? Supongo que el puesto ha quedado vacante, lo puedo tomar.
ResponderEliminarMe parece que vamos a ser muchos los que nos animemos a notar los caninos en el cuello , total ¡morir hay que morir , al menos morir contentos!
ResponderEliminarMuy bueno Laira.
Besos , solo besos para ir practicando.
Que maja...
ResponderEliminarEstá claro que no te puedes fiar de nadie, y menos de una mujer atractiva.
Besos.
Wow! Que bien escrito. Te felicito. Un final impactante y sorpresivo!!!
ResponderEliminarA partir de ahora desconfiaré de los perfumes caros. Muy bien relatada la historia.
ResponderEliminarBesos
ufffffff madre mía, que relatos,LAIRA
ResponderEliminarvamos siempre me sorprendes y me dejas uffffffff
Gracias por venir y dejar tus palabras, muchas gracias
He vuelto poco a poco, un beso enorme... brujilla*******
otra caperucita roja!
ResponderEliminarMe encanta su sonrisa, la de usted..la de su protagonista.
ResponderEliminarQue en el fondo son la misma alegría vampiresca. Te leo cielo.
leéme, te gustará, palabra de angel.
¡Me encanta! Buen final y muy visual. Pero no se lo leeré a mi compañero, trabaja como ayudante de vigilante y por la noche, jajaja.
ResponderEliminarBesitos
Espeluznante, tétrico,incisivo, casi aterrador;pero ¡qué bonito!
ResponderEliminarBesos.