Quisiera decirle tantas cosas en tan poco tiempo que no se cómo ordenar las palabras para conseguirlo.
Camino rápido, siguiendo los pasos del celador que me conduce hacía la sala de visitas.
Me abruma tanta amabilidad, todo son “gracias”, “pasa un buen día”, o “por favor tome la medicación” y los “buenas noches, recordar que sois especiales” que suenan por megafonía cuando las luces son apagadas.
Entro nerviosa arreglando mi batín blanco ceñido. Allí estás, vestido con tu camisa a cuadros azules a juego con tu mirada. Te levantas rápido, sonriendo y esperas que la distancia se acorte.
-Hacía tiempo que no venías- consigo decir cuando me hundo en tu pecho en el abrazo que me regalas.
-¡Shhh!- me respondes acariciando mi espalda.-¿Cómo estás? Pareces relajada.
-¿Relajada? ¡Odio este sitio! ¡Necesito salir!
Tu rostro cambia de expresión, y negando con la cabeza sacas del bolsillo una foto que colocas en mi manos.
En ella hay una mujer preciosa, viste una camiseta amarilla que parece diseñada para resaltar su belleza, sonríe, pero no de cualquier forma, cualquier persona pagaría por verla sonreír de esa manera. Aparece abrazada a él de forma cariñosa. Una oleada de envidia recorre mi cuerpo para ser escupida en un grito de amargura.
-¿Quién es?- consigo decir apretando los labios.
-Eres tú, cuando sonreías, por eso estas aquí. Sólo puedes salir cuando vuelvas a hacerlo.
me deja la sensación como que el tipo es medio desgraciadito. Está bien que es bueno que vuelva a sonreir, pero internarla así. Mi dios. Está buena la profundidad.
ResponderEliminarCada vez mejor.
Beso.
A mí me parece un loco el tipo ese...
ResponderEliminarBesos.
Es bonito sonreír a la Vida.
ResponderEliminarY hay que aprovechar todos los momentos.
Saludos, manolo
marinosinbarco.blogspot.com
Tiene un Blog que me ha cautivado y me tendrás por aquí con frecuencia. Por lo pronto me quedo entre tus seguidores
Por desgracia, la mente nos juega a veces malas jugadas...y la sufre quién más te ama...no se que es mejor, si el encierro o no dejar vivir en paz...un besote.
ResponderEliminarUn bello final, estaba convencido de que el tío se había aburrido de ir a visitarla y se había echado un ligue.
ResponderEliminarCuando llevamos demasiado tiempo sin reír es momento de replantearse alguna cosa.
Un beso Laira.
Se queda uno sin aliento, Laira.
ResponderEliminarBisous.
Pero como va a recuperar la sonrisa dentro de un lugar así...
ResponderEliminarasihhh que intensooo!!
Besos abisales ;)
Muy buen relato! solo la sonrisa la podrá hacer libre. Te felicito Laira, me ha encantado.
ResponderEliminarUfff. Brillante. Tu acercamiento a la reclusión en un centro de recluidos por salud mental me parece muy correcto.
ResponderEliminarYo me metí en un centro psiquiátrico con unos textos , en Abril. Mi protagonista se llamaba Lara. Y creo que te gustará.
Muy bueno tu " encerrada". Me gustó enormemente. Un abrazo.
Es el primer comentario que te dejo, aunque habitualmente paso por aquí. Me gusta especialmente lo llano que escribes, no intentas epatar al lector con palabros altisonantes que sólo una secta conoce. En
ResponderEliminarhttp://marioenlautopia.blogspot.com.es/ puedes encontrar relatos míos, aunque como llevaba ¡5! blogs, los he cerrado todos (pero siguen colgados),y desde hace una semana o así estoy centrado -y espero no descentrarme- en http://musicaocurrenciasyvariaciones.blogspot.com.es/
Un saludo
Mario
Tratar de recuperar la sonrisa, aunque sea de esta manera, puede ser necesario, aunque quizás le falte un poco más de sensibilidad.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por visitar mi Blog.
Juer, me he quedado muda...
ResponderEliminarBesos!
Es fácil meterse en el relato e ir imaginando cada gesto, cada acción, me encanta tu manera de transmitir.
ResponderEliminarYo no sé si tengo enlazado tu blog, voy a comprobarlo.
Un besazo.
Muy visual toda la escena y en mi caso me deja con ganas de darle el mismo tratamiento al tipo, él es el que debería estar encerrado si no consigue que sonría algo debe tener él que ver ¿no?
ResponderEliminarBesitos